martes, 18 de junio de 2013

Tierra Muerta.

Aún recuerdo cómo era el mundo antes de que todo pasara,
el campo estaba plagado de verde hierba, las rocas tenían vida
bajo ellas, podíamos respirar aire puro (no es que fuese el
mejor aire, pero se vivía bien).
Si... recuerdo el color del cielo... azul... tan azul que se
podía confundir con el mar; me entristece tener que forzar tanto
la memoria para recordar algo tan sencillo como un color y tan
ausente ahora.
Recuerdo tantas cosas que quisiera tener a mi lado... pero se fue,
todo y casi todos se fueron, nadie sabe muy bien por qué y
posiblemente quienes lo sepan hayan corrido la misma suerte que
la mayoría del... ¿
país? ¿continente? ¿planeta?... no se con
exactitud a que magnitud terrenal referirme, pues hace meses que
no hay comunicación, ni señales, ni nada...
El cielo es ya de un triste color mostaza pálido a causa de la
mezcla de gases vesicantes y neurotóxicos que cada vez están más
próximos a la superficie. Empezó a envolvernos desde el espacio,
las primeras teorías eran que una red de laboratorios clandestinos
donde investigaban para nuevas armas tóxicas habían reventado
desprendiendo todos sus gases, pero teniendo en cuenta el punto de
partida (si es que era el que decían) todas esas teorías no eran
posibles, ya que los gases aún siendo conocidos no provenían de
entre nosotros.
Tuvimos que empezar a tomar medidas, no sabíamos cuándo sería mortal
esa nube, pero se preveía.
Al pasar los días nadie veía más allá de su nariz sin una mascarilla,
gafas especiales para proteger los ojos...pero todo eso fue poco cuando
tuvimos que hacer uso de trajes antiradiactivos... reinó el caos.

Las neurotoxinas ya poco me dejan hacer, quizás esto sea lo
último y rezo por que algún día alguien lo encuentre; aunque se que
será en vano, una nota de tantas que será quemada por la lluvia...
lluvia que acabó con muchos (y sus respectivos trajes) pues era ácido puro.
En un último halo de fuerza alzo la vista hacia el cielo, gotas caen en
mis ojos abiertos, el ácido se abre paso por mi pupila y acaba con mi vista,
esto no parará su paso...
Aquí digo adiós, ciega, ante una nube de amarillo claro, posiblemente
la última habitante de esta tierra ahora caótica y envenenada.



Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 España.

5 comentarios:

  1. Tus rezos no han sido en vano compañera,las neurotoxinas no me afectaron y he sabido valorar tu magnífico relato por eso lo compartirè en el tuiter,para que otros supervivientes (si quedan) lo conozcan.Salud.

    ResponderEliminar
  2. me a encantado tu pequeña historia, ojalá pronto veamos más como esa... besos wapa

    ResponderEliminar
  3. En proceso para la semana que viene parmitaaaa!!

    ResponderEliminar